Cuando pierdes tu trabajo o llevas mucho tiempo haciendo entrevistas y enviando currículums sin éxito, puede resultar complicado mantener una actitud positiva y ser perseverante en la búsqueda de empleo. La perseverancia, la constancia y la fuerza mental son virtudes que cuesta mantener en situaciones difíciles. Pero no desesperes, ni tires la toalla porque lo positivo es que pueden entrenarse. El cerebro, como cualquier otro músculo del cuerpo, puede fortalecerse a través de ejercicios para sacar su máximo potencial.
El entrenamiento mental es muy similar al entrenamiento que haces en el gimnasio para estar más fuerte físicamente. Una o dos veces por semana vas al gimnasio a entrenar tus bíceps y esa constancia hace que cada vez estén más fuertes, ¿verdad? Pues con el cerebro pasa lo mismo. Si lo entrenas con regularidad y disciplina tu fuerza mental aumentará y será cada vez más fuerte.
Si ya estás convencido de que debes entrenar tu cerebro como un músculo más para que rinda al 100%. Sigue leyendo y toma nota de estos 5 ejercicios que aumentarán tu fuerza mental y te ayudarán a tener éxito profesional.
1. Libera tu mente de cualquier creencia que la limite
Todos tenemos una imagen sobre nosotros mismos y muchas veces esa imagen nos influye negativamente en nuestro comportamiento. Por ejemplo, si piensas que eres introvertido/a inconscientemente te presentarás tímidamente en las entrevistas de trabajo. Igual que si crees que no va a servir para nada enviar ese CV porque no reúnes todos los requisitos y no te van a llamar. Enviarás la inscripción a la oferta de empleo de mala gana y no te esforzarás en hacer una buena carta de presentación que destaque tus cualidades para el puesto.
Lo que debes hacer para cambiar esto es analizar qué creencias sobre ti mismo no te aportan nada positivo y te frenan en tu crecimiento personal. El siguiente paso es desecharlas de tu mente y convencerte de que no te aportan nada bueno, todo lo contrario. Una vez que aprendas a verlas así, será mucho más fácil deshacerte de esos pensamientos negativos sobre tu propia persona.
2. No pierdas tu energía ni tu tiempo en temas que no puedes controlar
Definitivamente ha llegado el momento de que dejes de preocuparte y angustiarte por temas que no están en tu mano solucionar y circunstancias en los que no puedes interferir de ninguna manera. No vas a lograr nada y las cosas seguirán su rumbo de igual manera, estés tú preocupado o no. Por ejemplo, si la empresa para la que trabajas tiene problemas de liquidez y piensas que te van a despedir, el hecho de que vivas angustiado por la idea de quedarte sin trabajo no va a solucionar el problema. Si finalmente la empresa decide despedir a parte de su plantilla, lo va a hacer igual, estés tu preocupado o no. Ya que ni tus pensamientos, ni tus acciones pueden interferir en la decisión que tome la compañía.
Lo importante es que te centres únicamente en las cosas que estén en tus manos y en las que realmente puedas interferir. Si ves que tus pensamientos no te conducen a nada, elimínalos de tu mente. Practica una y otra vez hasta que crees en ti un hábito y gastes únicamente tu energía en cuestiones que puedas manejar por ti mismo.
3. Sustituye tus pensamientos negativos por pensamientos productivos
Comienza a ser consciente de tus pensamientos negativos. Por ejemplo, pasas gran parte del día repitiéndote que no lo vas a conseguir, que no vas a lograr ese trabajo, que no vas a conseguir ese ascenso. Para, detén de una vez esos pensamientos porque no te conducen a nada bueno. Identifica todos estos pensamientos y sustitúyelos por pensamientos productivos, que no tienen que ser positivos, con que sean realistas es suficiente. Por ejemplo, realmente no sabes si tu jefe te va a dar ese ascenso, así que, ¿por qué mejor no centras tus energías en demostrarle que te lo mereces? Lo mismo con la entrevista de empleo, en lugar de pensar que no te van a dar a ti el empleo, prepárala bien y acude a la entrevista dispuesto a mostrar todo tu potencial al entrevistador. Seguramente de esa manera, en ambos casos tienes más posibilidades de lograr tus objetivos que limitándote a torturarte día y noche con pensamientos negativos.
4. Aprende a aceptar tus emociones
Cuando hablamos de tener fuerza mental, no significa que rechaces tus emociones negativas. Puedes tenerlas, todo el mundo las tiene, pero tienes que aprender a responder a ellas de forma positiva. Lo primero que tienes que hacer es aceptar tus emociones pero no permitir que te controlen. Por ejemplo, estás a punto de exponer ante tus superiores un proyecto en el que llevas más de 3 meses trabajando y comienzas a sentir ansiedad y angustia porque temes no hacerlo bien y fracasar. No permitas que esos pensamientos negativos vayan a más y te controlen, piensa en todo lo que has trabajado en ese proyecto, que nadie como tú lo conoce, ni lo va a defender mejor. O si te ofrecen un mejor trabajo, no permitas que tus miedos e inseguridades te impidan dar ese salto profesional. Sal de tu zona de confort y acepta ese trabajo. Más pronto que tarde, te sentirás orgulloso y feliz de haber sido capaz de asumir ese reto y de haberlo superado con éxito.
5. Tómate tu tiempo para pensar en todo los avances que hayas logrado
Más importante que los cuatro ejercicios anteriores es este último; el de tomarse el tiempo para pensar y reflexionar sobre todo lo que has avanzado desde que comenzaste a trabajar tu fuerza mental. Medita sobre todo lo que has hecho bien y aquellas cosas que consideres que tienes que seguir trabajando para que aprendas y la próxima vez que te enfrentes a ellas, lo hagas con una mejor actitud.
Recuerda que el éxito está en la constancia y la disciplina, incorpora estos ejercicios a tu rutina diaria para que tu fuerza mental aumente y notes las ventajas de tener una mente más fuerte en tu vida profesional.
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